miércoles, 29 de mayo de 2013

Cruceiro de Cartagena

Al sureste de España también se encuentra un trocito del paisaje típico de Galicia. Entre un pequeño jardincillo verde, como no podía ser de otra forma, se alza un cruceiro o cruz de piedra, en una pequeña plaza al final de la calle Real.

Esta ubicación no fue la pensada inicialmente, siendo ésta el Parque Torres a petición de don Arsenio M. López Morado, presidente del Centro Gallego en Cartagena, desde donde surgió esta iniciativa. También se pensó al final de la calle Ramón y Cajal, a la altura del Hospital de Caridad, en la plaza de España e incluso sustituir el monolito de la avenida Reina Victoria por este elemento tradicional gallego. Los cruceiros suelen instalarse en los atrios de las Iglesias y también en los cruces de los caminos y el lugar elegido, pese a ser calle, es el cruce con otra vía urbana y la carretera de Mazarrón.

El cruceiro consiste en una peana cuadrangular dotada de tres escalones de piedra, una columna rústica, labrada igualmente en piedra, de estilo románico galaico, sobre ella la cruz y en su parte posterior un medallón tallado de la Virgen María con el Niño, en el arranque de la columna figura el escudo de armas de Ferrol y la altura de este monumento, compuesto por once piezas, es de 4,20 metros. Su autor es Alfonso Vilar Lamelas (1927-2011), escultor de Villalonga (Pontevedra). Fue presupuestado en 100.000 pesetas, siendo donado por el ayuntamiento de El Ferrol. 


"El cruceiro, con la cruz y la piedra, es símbolo de amor permanente. Esto es lo que traemos a Cartagena", palabras pronunciadas por el alcalde ferrolano, don Rogelio Cenalmor Ramos, en el salón de actos del Palacio Municipal cartagenero, en la soleada mañana del día 8 de diciembre

Este monumento fue inaugurado el domingo día 10 de diciembre de 1973, bajo una torrencial lluvia mas propia del norte que de esta zona levantina.

Nuestro ayuntamiento correspondió con la entrega de un molino de viento típico del Campo de Cartagena, ubicándolo en el barrio de Caranza.

Aprovechando el momento, el Ayuntamiento de Cartagena publicó un librito titulado "Un cruceiro gallego en Cartagena", escrito por el cronista oficial de la ciudad, don Eduardo Cañabate Navarro. El opúsculo, como él mismo califica, consta de una veintena de hojas, aproximadamente, y trata sobre el "cruceiro", síntesis de la historia de El Ferrol y su analogía con Cartagena, breve historia sobre nuestra ciudad, cómo es el cartagenero, el cante de Cartagena, nuestra Semana Santa, tradiciones cartageneras y un último capítulo sobre la Marina de Guerra y sus ilustres marinos, tanto cartageneros como gallegos.


"Canta a pedra, durmida e acochada,
da terra nai no garimoso seo,
esperta do seu sono milenario
e quer ser oración e pensamento,
frorece nun varal, estendo os brazos,
e póndose de pé faise cruceiro"

                        (Ramón Cabanillas)